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Los síntomas de la esclerosis múltiple son variables e impredecibles. No hay dos personas que tengan exactamente los mismos síntomas, y los síntomas de cada persona pueden cambiar o fluctuar con el tiempo. Es posible que una persona presente solo uno o dos de los posibles síntomas, y que otra persona tenga muchos más.
Explore la siguiente lista para obtener más información sobre los síntomas que usted o su ser querido pueden presentar. Es posible controlar la mayoría de estos síntomas muy eficazmente con medicamentos, rehabilitación y otras estrategias de control. El control eficaz de los síntomas por parte de un equipo interdisciplinario de profesionales de salud es uno de los componentes clave de la atención integral de la esclerosis múltiple.
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Con frecuencia, este es el primer síntoma de la esclerosis múltiple o una recaída. El abrazo de la esclerosis múltiple es la sensación de opresión alrededor del torso, como cuando se ajusta el manguito de presión arterial.
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Se refiere a una variedad de funciones cerebrales de alto nivel que se ven afectadas en más del 50% de las personas con esclerosis múltiple, entre ellas la capacidad de procesar, aprender y recordar información nueva, organizar y resolver problemas, enfocar la atención y percibir el entorno con precisión.
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Pueden ser una reacción al estrés de tener esclerosis múltiple, así como el resultado de cambios neurológicos e inmunitarios. La ansiedad, los cambios de humor, la irritabilidad y los episodios de risas y llanto incontrolables presentan considerables desafíos para las personas con esclerosis múltiple y su familia.
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La debilidad en la esclerosis múltiple, que se produce por la pérdida de condicionamiento de los músculos no utilizados o por el daño en los nervios que estimulan los músculos, se puede manejar con estrategias de rehabilitación, el uso de accesorios de movilidad y otros dispositivos de asistencia.
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Los estudios indican que la depresión clínica, la forma más grave de depresión, se encuentra entre los síntomas más frecuentes de esclerosis múltiple. Es más frecuente entre las personas con esclerosis múltiple que en la población general o en personas con muchas otras afecciones crónicas discapacitantes. La depresión puede ser tanto un síntoma primario de la enfermedad en sí como uno producido por las dificultades que presenta.
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Esto se relaciona con varios factores que incluyen debilidad, espasticidad, pérdida del equilibrio, déficit sensorial y fatiga. Es posible aliviarla con fisioterapia, terapia de asistencia y medicamentos.
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Los síndromes de dolor son frecuentes en la esclerosis múltiple. En un estudio, el 55% de las personas con esclerosis múltiple tuvieron “dolor clínicamente significativo” en algún momento, y casi la mitad de ellas tenían dolor crónico.
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A menudo, el entumecimiento de la cara, el cuerpo o las extremidades (brazos y piernas) es el primer síntoma que tienen las personas a quienes al fin y al cabo se les diagnostica esclerosis múltiple.
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Se refiere a la sensación de rigidez y diversos tipos de espasmos musculares involuntarios; puede ocurrir en cualquier extremidad, pero es mucho más frecuente en las piernas.
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Ocurre en aproximadamente 80% de las personas, puede interferir mucho con la capacidad de funcionar en el hogar y el trabajo, y puede ser el síntoma más prominente en una persona que, de lo contrario, tiene limitaciones mínimas en su actividad.
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La disfunción de la vejiga, que ocurre en por lo menos 80% de las personas con esclerosis múltiple, en general se logra controlar con medicamentos, control de líquidos y autocateterismo intermitente.
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Este es el primer síntoma de esclerosis múltiple en muchas personas. La neuritis óptica, la neuromielitis óptica, la visión borrosa, el contraste deficiente o la visión cromática y el dolor al mover los ojos pueden causar temor y se deben evaluar de inmediato.
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El estreñimiento es una inquietud particular entre las personas con esclerosis múltiple, al igual que la pérdida de control de los intestinos. Por lo general, los problemas intestinales pueden manejarse mediante la alimentación, el consumo adecuado de líquidos, la actividad física y medicamentos.
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Son muy frecuentes en la población general, incluidas las personas con esclerosis múltiple. Las respuestas sexuales pueden verse afectadas por daño en el sistema nervioso central, así como por síntomas como fatiga y espasticidad, y por factores sicológicos.
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Las personas con esclerosis múltiple pueden presentar falta de equilibrio o mareos, o con menor frecuencia, tener la sensación de estar girando o que todo gira a su alrededor (vértigo).
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Se calcula que las convulsiones, que son el resultado de descargas eléctricas anormales en una zona lesionada o con cicatrización (patológica) del cerebro, se producen en el 2 al 5 por ciento de las personas con esclerosis múltiple, en comparación con aproximadamente 3% en la población general.
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Aproximadamente 6% de las personas con esclerosis múltiple se quejan de deterioro de la audición. En casos poco comunes, se ha reportado pérdida de la audición como el primer síntoma de la enfermedad.
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Una de cada 4 personas con diagnóstico de esclerosis múltiple presenta disminución del gusto.
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Los problemas del habla, que incluyen la dificultad para hablar (disartria) y la pérdida de volumen (disfonía), se producen en aproximadamente en el 25 al 40 por ciento de las personas con esclerosis múltiple, en particular, después en la enfermedad y durante períodos de fatiga extrema. En ocasiones también se reporta tartamudez.
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Los problemas de deglución, llamados disfagia, son el resultado del daño de los nervios que controlan los muchos músculos pequeños de la boca y la garganta.
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Los problemas respiratorios se producen en personas cuyos músculos del pecho se han debilitado mucho debido al daño en los nervios que los controlan.
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Pueden producirse temblores incontrolables en varias partes del cuerpo debido a zonas dañadas a lo largo de las vías nerviosas complejas a cargo de la coordinación de los movimientos.
Síntomas secundarios y el impacto de la enfermedad
Aunque los principales síntomas (más y menos frecuentes) que se describen en esta página son el resultado directo del daño de la mielina y las fibras nerviosas del sistema nervioso central, los síntomas secundarios son complicaciones que pueden surgir como resultado de estos síntomas principales. Por ejemplo:
- La disfunción de la vejiga puede causar infecciones repetidas de las vías urinarias.
- La inactividad puede causar pérdida del tono muscular, debilidad (no relacionada con la desmielinización), mala postura, disminución de la densidad ósea (mayor riesgo de fractura) y respiración superficial e ineficiente.
- La inmovilidad puede causar úlceras por presión.
Si bien los síntomas secundarios tienen tratamiento, el objetivo óptimo es evitarlos con el tratamiento de los síntomas primarios.
El impacto de la esclerosis múltiple en su vida puede provocar complicaciones sociales, vocacionales y sicológicas adicionales. Por ejemplo, si ya no puede conducir o caminar, es posible que no pueda retener su trabajo habitual. A menudo, el estrés y la tensión de lidiar con la esclerosis múltiple afectan las redes sociales y, a veces, dañan las relaciones personales. Los problemas de control de la vejiga, los temblores o la deglución pueden hacer que las personas dejen de tener interacción social y se aíslen.
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